La diferencia entre limpiar, sanitizar o desinfectar es evidente y con diferentes resultados, debiéndose de usar cada proceso dependiendo del objetivo que queramos conseguir.
¿Qué es limpiar?
Todos sabemos qué es la limpieza, es una acción fácil de definir ya que es el proceso por el cual se remueve las impurezas visibles del ambiente tales como el polvo, la tierra, escombros, etc. y ayuda a organizar el espacio donde nos encontramos, convirtiéndolo en un espacio más salubre y habitable. Este proceso no hace más que ayudar a aumentar nuestra calidad de vida. Los elementos que forman parte del proceso de limpieza son el producto químico (detergente), el agua y su temperatura, el tiempo de acción del producto químico y la parte mecánica del proceso, o sea, bayeta de microfibra, cepillo, etc. El uso adecuado o inadecuado de estos elementos hace que el proceso de limpieza aumente o disminuya su eficacia. El proceso de limpieza, siendo el proceso principal que debe seguirse para conseguir los objetivos que estamos exponiendo en este artículo, no implica necesariamente una eliminación exhaustiva de las bacterias o gérmenes, lo que más preocupa en estos momentos de pandemia, pero si disminuirá sus números y ayudará a que se evite la expansión de microbios infecciosos. El término limpieza debe de aplicarse siempre en dos términos, ambos diferentes, la limpieza física, anteriormente expuesta, y la limpieza microbiológica, donde intervienen diferentes procesos, todos dependientes del proceso de limpieza, el proceso de sanitización y el proceso de desinfección.
¿Qué es sanitizar?
El proceso de sanitizar es comúnmente confundido con el proceso de desinfección, pero no deberíamos de confundirlos ya que dichos procesos tienen objetivos diferentes. Sanitizar forma parte del proceso básico de limpieza y tiene el mismo objetivo, limpiar las superficies, pero con una gran diferencia, si el producto químico que usamos es un producto sanitizante, al mismo tiempo que realizamos el proceso de limpieza reduciremos notablemente los microorganismos de las superficies y medio ambiente, pero no necesariamente los eliminaremos todos. Si el producto químico sanitizante tiene las propiedades germicidas o microbianas adecuadas, en el proceso de sanitización reduciremos el número de microorganismos a un nivel seguro. Inicialmente este proceso y producto químico fue ideado para ser utilizado principalmente en superficies y zonas en contacto con los alimentos. Hoy en día, hay opciones en el mercado para la limpieza de todo tipo de superficies con un gran poder sanitizante, como los limpiadores formulados con peróxido de hidrógeno, comúnmente conocido en España como agua oxigenada.
En el proceso de limpieza y sanitización, si usamos el producto químico adecuado, deberíamos de recudir la carga microbiana en un 99,9% en un breve espacio de tiempo, aproximadamente 30 segundos, pero el producto químico formulado para sanitización no actúa sobre todo tipo de virus y hongos, para conseguir el objetivo de limpieza y desinfección, el producto químico debe actuar en un 99,9999%, generalmente en un rango de tiempo superior para garantizar los resultados. En situaciones normales, no en la actual situación pandémica que estamos viviendo, las empresas de limpieza no deberían de realizar sólo el proceso de limpieza, es imprescindible realizar el proceso de limpieza y sanitización, proceso que de una manera simple reduce enormemente la cantidad de gérmenes sobre las superficies, sin matarlos todos, pero ayuda a prevenir la propagación de enfermedades. Para sanitizar, un producto como el peróxido de hidrógeno es ideal para descontaminar objetos y superficies atacando los componentes celulares de las bacterias y gérmenes dejándolos inactivos, evitando su capacidad de infección.
¿Qué es desinfectar?
La desinfección es el proceso por el cual se remueve cualquier partícula que pueda causar una infección, reduciendo el número de microorganismos presentes. En este proceso no se garantiza al 100% que se eliminen todos y cada uno de los microorganismos presentes, pero si los reducimos a un nivel en el cual no inicien ninguna infección. Es el proceso más efectivo de todos si nuestro objetivo es eliminar al máximo los microorganismos de las superficies (gérmenes, virus, hongos, etc.) y para ello debemos de usar productos químicos desinfectantes homologados y con eficacia probada y garantizada para la eliminación de estos gérmenes, generalmente formulados con componentes oxidantes, tales como el peróxido de hidrógeno, hipoclorito, etc.
A pesar de que hoy en día existen multitud de desinfectantes multiusos en el mercado, debemos de ser precavidos, muy precavidos, en este aspecto. Los componentes oxidantes con los cuales están formulados los desinfectante, la mayoría de ellos, no actúan sobre la suciedad orgánica, quedan inactivados. En el proceso de desinfección no eliminamos necesariamente la suciedad y los desechos visibles de una superficie, lo cual puede convertir dicho proceso en un proceso no totalmente eficaz, debe de ser un proceso de limpieza y desinfección, una limpieza profunda y posteriormente el proceso de desinfección es muchísimo más eficaz para la eliminación de virus y bacterias, impidiendo de esta manera su propagación. Los desinfectante multiusos suelen ser efectivos para la desinfección sobre superficies que siempre están limpias.
¿Y cuáles son los mejores desinfectantes?
Para elegir el mejor desinfectante o sanitizante, independientemente del conocimiento de los productos químicos, hay que tener en cuenta los siguientes factores:
- Número y tipo de microorganismos que queramos eliminar.
Toxicidad y efecto sobre el medio ambiente. - Corrosión.
- Peligro para las personas que van a usar el producto químico.
- Capacidad de activación sobre la suciedad orgánica.
- Condiciones óptimas de uso (pH, temperatura, dureza del agua, tiempo de contacto)
- Costes, evidentemente.
La opción de utilizar un desinfectante depende de la situación particular y nuestra valoración. Muchos desinfectantes tienen un amplio espectro (matar a casi todos los microorganismos) pero son los más corrosivos y tóxicos, mientras que otros matan a un rango menor de organismos que causan enfermedades, pero tienen ventajas como el coste, impacto sobre el medio ambiente o personas que los usan.
Los desinfectantes y sanitizantes, en su mayoría, están formulados con los mismos principios activos, siendo la diferencia entre ellos las ppm (partes por millón) usadas en su formulación. Por ejemplo, el peróxido de hidrógeno formulado al 3% es un muy buen sanitizador y antiséptico, pero formulado al 7% es un grandísimo desinfectante. O el yodoformo, usado a 25 ppm es considerado sanitizador, pero cuando es usado a 75ppm es considerado como desinfectante. Quats (compuestos de amonio cuaternario) e hipocloritos son otros ejemplos en los cuales la utilización de la concentración del producto define su clasificación. Muy pocos sanitizantes o desinfectantes pueden esterilizar, es decir, eliminar por completo todos los microorganismos, y dependen enteramente de su modo de aplicación. Debemos tener en cuenta que el desinfectante perfecto no existe, debido a que, por su naturaleza, son potencialmente dañinos para los humanos, animales y medio ambiente, sin contar las superficies sobre los que se aplica, como el cloro, que quema las superficies con las que contacta, por eso deben usarse con mucho cuidado.
Para ser breves y resumiendo, sin limpieza no hay ni sanitización ni desinfección, la eliminación de la suciedad orgánica en el primer paso para conseguir el objetivo de reducir el riesgo de propagación de gérmenes, sin la eliminación de la suciedad orgánica no eliminaremos nada o lo haremos de manera superficial, lo cual está lejos del objetivo de la desinfección. Posteriormente, elegir entre sanitización o desinfección dependerá del lugar en el cual vayamos a realizar el proceso. Por ejemplo, y sin tener en cuenta el coronavirus, en un restaurante, unas oficinas, un colegio, el proceso de limpieza y sanitización es suficiente y menos agresivo. En un hospital, con elevado riesgo de propagación de gérmenes, evidentemente usaremos el proceso de limpieza y desinfección.