La rutina perfecta para limpiar el dormitorio siendo más efectivo y rápido sí existe
El dormitorio es nuestro templo y zona de descanso. En él dormimos y descansamos, y si no se limpia regularmente, pueden acumularse ácaros, bacterias y polvo que pueden acabar afectando a nuestra salud respiratoria y general, e incluso al efecto que causamos en nuestros invitados. Por eso, para limpiar el dormitorio como un profesional, mejorar tu calidad de sueño y para hacerlo tan agradable como el resto del hogar. ¡Tendrá grandes efectos positivos en tu vida!
¡Mira, mira!
1. Ventilar mínimo 15 minutos
En primer lugar, se recomienda airear toda la casa antes de comenzar a limpiar el dormitorio por varias razones, la más importante es porque la ventilación permite que el aire fresco circule y elimine olores acumulados, lo que hace que el ambiente sea más agradable y saludable. Además, la ventilación ayuda a eliminar la concentración de contaminantes en el aire, como polvo, humo y alérgenos. Además, al reducir la cantidad de polvo y ácaros, la limpieza posterior te será mucho más fácil.
2. Recoger y ordenar la estancia
Antes de empezar con la limpieza, la experta recomienda recoger todos los trastos desperdigados por el dormitorio y ponerlos en su sitio. Si hay objetos o prendas tiradas por el suelo o encima de la cama/muebles, te será mucho más difícil limpiar, tardarás mucho más y encima no limpiarás las superficies como es debido, por lo que en unos días volverás a notar que está todo sucio. Por otro lado, ordenar cualquier estancia, incluida el dormitorio, ayuda a reducir el desorden y caos en el ambiente, cosa que acabará afectando positivamente en tu estado de ánimo y en la sensación de bienestar.
3. Hacer la cama tras ventilar
Hacer la cama es una muy buena práctica en general, pero si la haces después de ventilar, ¡aún mejor! Así el aire habrá ayudado a que se despejen los ácaros y polvo de entre la ropa de cama y esta quedará mucho más limpia y libre de alérgenos. Además, una cama bien hecha transmite calma y armonía, lo que ayudará a que la habitación parezca automáticamente mucho más limpia y ordenada.
4. Aspirar, incidiendo en las alfombras
El aspirado es una forma efectiva de eliminar el polvo y la suciedad que suelen acumularse en el suelo, bajo los muebles y en las alfombras, ya que si no se limpian regularmente pueden convertirse en un caldo de cultivo de ácaros y otros alérgenos. Eso sí; si tienen manchas, trátalas antes. Lo mismo para los muebles tipo sillones y sillas que puedas tener dentro de tu habitación: cuida su tapicería aspirando por toda la superficie empezando por las esquinas. Así atraparás la mayor cantidad de pelos y suciedad posible.
Si tanto las alfombras como estos muebles están muy sucios y necesitan una aspiración profunda, pasa la boquilla varias veces en la misma zona para asegurarte de que se va toda la suciedad. Recuerda que si sufres de alergias siempre te será mejor contar con una aspiradora que tenga un filtro HEPA. ¡Son más efectivas!
5. Limpiar de arriba abajo
La mejor y única forma correcta de limpiar y quitar el polvo es comenzando por los muebles superiores y acabando en los inferiores. Es una estrategia supereficaz, y siguiéndola al pie de la letra evitarás que la suciedad y el polvo caigan sobre los muebles que ya has limpiado. Así no harás doble trabajo inútilmente y luego te será mucho más fácil retirar de sola una pasada el polvo que haya ido cayendo en los muebles más bajos.
6. Eliminar el polvo de las paredes
Muchas personas no piensan en esto, pero es tan importante limpiar los muebles como mantener las paredes de una habitación limpias. Así, empieza por atacar primero las manchas que haya en las paredes. Es recomendable limpiarlas primero con agua jabonosa antes de proceder a quitar el polvo. Luego, se puede utilizar una escoba suave, un plumero o un paño de microfibra para quitar el polvo de la superficie de la pared, trabajando de arriba hacia abajo para cubrir toda la superficie.
7. Limpiar las lámparas, marcos, puertas…
Ahora es el turno de todos los demás objetos. ¡Todos los que te vengan en mente! Lámparas, marcos, puertas, interruptores, altos de armario, rodapiés… Todos ellos también acumulan suciedad y polvo y deben ser limpiados. Las pantallas de las lámparas, límpialas primero con un paño seco para quitar el polvo y luego usa una solución de agua y detergente suave. Para los marcos, las puertas y los rodapiés sigue el mismo procedimiento, pero en lugar de detergente utiliza o un limpiador multiusos o jabón suave y agua tibia.
8. Terminar limpiando el suelo
Fregar el suelo siempre debe estar en ultimísimo lugar. Es importante recordar que, independientemente del tipo de suelo, debes evitar utilizar productos abrasivos o limpiadores fuertes que puedan dañarlo. Así, se recomienda aspirar o barrer siempre con cuidado y luego preparar una solución de vinagre blanco y agua tibia si se trata de un suelo de madera o parqué. Ayúdate de una mopa o fregona suave de microfibra para no dañar el suelo. Si deseas un aroma agradable, puedes agregar unas gotas de aceite esencial a la mezcla.
Asimismo, algunos dormitorios tienen moqueta en lugar de pavimento de madera. Para limpiarla, aspírala a conciencia y luego aplica un limpiador específico para moquetas, siguiendo las instrucciones del producto.
En algunas casas antiguas españolas también es frecuente encontrar suelos de baldosas hasta en los dormitorios. Límpialas utilizando una mezcla de vinagre y agua tibia con un mocho. Si hay manchas difíciles de quitar, utiliza un limpiador específico para baldosas, igual que para las juntas. Finalmente, aclara el suelo con agua limpia para eliminar cualquier residuo de la solución